El bruxismo es una patología crónica, que se define como rechinar o apretar los dientes involuntariamente, provocando una hipertrofia de los músculos maseteros y temporales, principalmente, pudiendo ocurrir, tanto de día como de noche mientras dormimos.

Las consecuencias del Bruxismo son: dolor mandibular, cefaleas, caras cuadradas y asimétricas, así como desgaste excesivo de las piezas dentales.

Por tanto los problemas más comunes son dolor de cabeza, por la zona del oído bajando por el cuello o subiendo a las sienes y tensión facial.

Las causas están relacionadas con el estrés o la ansiedad, así como con la mala o inadecuada alienación de la mandíbula.

Para aliviar esta situación contamos con el BÓTOX, procedimiento médico, que reduce o elimina temporalmente el problema. La toxina botulínica (Bótox), actúa a nivel de los músculos, produciendo una relajación de los mismos, al paralizarlos conseguimos relajar la contractura muscular y que el dolor desaparezca.

La aplicación del Bótox no afecta ni a la forma de hablar ni a la forma de masticar los alimentos. Los beneficios aparecen al cabo de 3-5 días y el efecto dura entre 4 y 6 meses y con el tiempo es probable que las infiltraciones se espacien en el tiempo y por lo que sus efectos son temporales y reversibles.